Algunos
Mi imperfecto presente continuo,
mi suicida pasión envenenada,
mi calavera, mi demonio tripolar,
todavía en un calor escarlata de espectros
todavía en una farsa brillante con flecos,
en los ocasos recónditos y purpúreos
en la penumbra de lo intáctil.
¿Aún no has tenido bastante?
¿Qué dios huraño retuerce tus entrañas?
La razón humana
se extingue
junto al aire que respiras,
no te queda espacio
para disimular
el tiempo.
Si la sórdida
indiferencia
por el vacío de los días
cobrara voz en mi mente,
mi cabeza se convertiría
en el hogar
del coro celestial
de los niños satánicos
incendiados
en la desidia
eternamente.
Encerraron a mi camello
y nunca lo visité,
hoy parece que va a nevar
pero hace más frío
en mi corazón,
bombardearon las orillas de mi ser
exponiéndome a los espejos internos
y lo único que me preocupa
es aquella verdad
que preferiste ocultar
aquél mensaje sin contestar.
Europa se está desmoronando
por aquello de la libertad,
la amistad está lejos
el amor es un espejismo
el dinero es una estafa
y tus besos fueron
una auténtica farsa.
Sueño con un futuro
que se despoje de toda esencia material
que flote
por el ambiente
desnudo
fluyendo en imágenes
que renazcan
a cada instante,
y los despertares
quiebren la inercia
y los atardeceres
rasguen la tierra
temblorosos
ante el vacío
del tiempo.
Tumbado sobre Rimbaud,Brecht y Baudelaire
se acerca la medianoche
fantaseando con Bulgákov, con Blake y con Stadler
me despojo de toda carga
y empiezo a disparar tinta,
y me importa una mierda
ser cool
o que a tu madre no le gusten
los poetas
me volveré loco
y recorreré cada rincón de este cuarto
hasta encontrar las palabras y
mancilladas
navegaré entre los extremos:
un cuarto acolchado
una marioneta
un autómata
una dosis
y recordaré cuando vendía
trajes italianos a productores de cine
y cuando ofrecía joyas de colores
a marquesas con chihuahuas
y cuando escribía textos
para marcas de Ginebra
cuando me cortaba el
pelo por dinero
cuando vendía humo
por teléfono,
aquella vez
que dormí en un parque
y un homeless me prestó
una manta,
cuando vivía en un palacio
de cristal.
Muchos quieren ser escritores
pocos tienen algo que contar,
yo no llevo monóculo
no tengo acento irlandés
ni fumo pipas de opio,
no soy un burgués.
Solo soy un tipo
enamorado de la tinta
deslizándose sobre el papel
vertiginosos ríos negros
qué endurecen mi ser,
escribir es exponerse
en el centro de ningún lado,
sentado
y desnudo
sobre un barril de pólvora,
y fumar un gran cigarro
y explotar con las palabras.
No es el tiempo lo que pasa sin tener cautela, lo que mina las mentes en calma.
No es nada de lo que dictamina mi alma, no es tener nada de lo que tengo lo que me da igual. No es perder todo lo que quería poseer lo que destruirá la balanza, no es factible, no es posible sincronizar la realidad y la percepción en una sola bocanada. No es perfecta toda esa caridad de salón, no siempre son sinceras todas tus respuestas. No voy a esperar nada en esa esquina, no me disfrazaré de ciudadano respetable para intervenir, no tengo miedo a que me odies, no me convence este Rey, ni el anterior, ni las princesas, ni la esperanza, esa puta con chapines verdes. No voy a respetar todas las leyes, nunca iré a un loquero para que me diga quién soy. Y si te cruzas en mi camino, ten por seguro que te besaré.